En este artículo te voy a hablar de por qué sucede una infidelidad y cómo evitar que esta situación se repita una y otra vez en tu vida y en la de tu familia.
La infidelidad es una manifestación de una programación que existe a nivel subconsciente, eso no justifica el acto en sí de la infidelidad, porque al final cada persona tiene el poder de decidir, para eso existe el libre albedrío.
Sin embargo, es algo innegable que todo ser humano guarda dentro de su mente subconsciente, una programación que adquiere por herencia de su linaje ancestral, es decir, la heredó de sus padres y sus padres de sus padres y así, una generación tras otra va adquiriendo esa misma programación subconsciente que le permite desarrollar, o no, ciertas tendencias a lo largo de su vida.
La infidelidad, como suele reconocerse socialmente hablando, en los hombres suele generarse debido a la búsqueda constante del reconocimiento, la aceptación y la reafirmación de la masculinidad, es decir que un hombre que suele ser infiel en el fondo es un individuo con fuertes heridas emocionales que probablemente se sienta incapaz de vincularse de forma afectiva a un nivel profundo, bien sea con su pareja o en algún otro entorno de su vida.
También puede tratarse de sujetos que en algún momento de su vida se sintieron minimizados como hombres, quizá fueron sobreprotegidos o no fueron considerados por sus padres cómo lo suficientemente fuertes para ser ¨el hombre de la casa¨.
Suelen ser estos hombres, profundamente heridos, quienes más caen en la infidelidad y muchas veces estas heridas no son conscientes.
Buscan reconocimiento a su ser, a la emocionalidad que yace en lo profundo de ellos, a su capacidad como individuo para desarrollar lo que desee en su vida y a toda esa seguridad que en realidad no siente en su interior y que la sociedad le exige, no solo sentir, sino proveer a su entorno.
Generalmente, cuando un hombre es infiel a su pareja mujer (suponiendo que ese sea el caso) en ella se genera un fuerte sentimiento de desprotección, traición, tristeza y comienzan a revelarse heridas que también yacen en lo más profundo de la mente subconsciente de esa mujer.
Por otro lado, cuando una mujer es la infiel, porque también pasa, a pesar de ser el hombre al que se juzga más con esta etiqueta, es juzgada socialmente con más dureza, pero lo que ella busca en su infidelidad -aunque reitero que eso no justifica el acto en sí de ser infiel- es llenar todos esos vacíos que la energía masculina de su pareja no le provee, en especial cuando se trata de ser protegida. Ese instinto femenino de ser protegida es algo bastante primitivo y está en su inconsciente.
La inseguridad puede desencadenarse cuando su pareja está ausente física o emocionalmente.
Estos son algunos de los rasgos psicológicamente más evidentes detrás de una situación de infidelidad, pero a niveles más espirituales la infidelidad no es más que un acto de traición a sí mismo que revela heridas muy dolorosas en el ser, heridas como la traición, la falta de amor, la rabia, la inseguridad, el abuso, victimismo, el abandono, el rechazo.
Estas heridas pueden estar en lo más profundo de la psiquis y no ser conscientes de esa carga energética, hasta que algo en el mundo exterior toca esa herida, de manera que se activa este dolor que, en realidad, siempre le acompañó, pero estaba en su mente subconsciente.
La herida de la traición o la infidelidad, propia del ser humano, está más allá de una simple decisión consciente, si bien es cierto que una persona puede evitar llegar a ser infiel tomando consciencia de lo que está sintiendo en el momento presente, pero existen personas que al no estar tan despiertas emocional, física y espiritualmente hablando, pueden dejarse llevar por ese mismo impulso y cometer actos que no solo lo perjudiquen, sino también a su relación.
La infidelidad es uno de los actos más dolorosos, porque generalmente cuando una persona escoge a una pareja le confía mucho más que una relación de contacto físico, también concede respeto, confianza y a niveles más profundos, también deposita su seguridad en esa otra persona.
Por eso suele ser una de las heridas que más comúnmente veo en las mujeres que llegan a mis programas o en sesiones individuales llenas de dolor, depresión, rabia, se sienten heridas, rechazadas, abandonadas y estas suelen ser las heridas que se despiertan cuando ocurre una infidelidad.
Sanar esas heridas es la clave
Cuando una persona se da la oportunidad de sanar las heridas de abandono, rechazo, traición, abuso, rabia, falta de amor o inseguridad, hace que el dolor vaya disminuyendo en la medida que van sanando y esos sentimientos se desvanecen y con ello, muchos otros síntomas físicos que suelen aparecer para manifestar esa situación interior que se está viviendo.
Cuando las heridas se sanan esa situación de la infidelidad logra ser sanada y lo más interesante es que este acto no se sigue repitiendo en la vida de la persona que sanó ni en su linaje. La persona corta con este ciclo para que las personas que descienden de ella no sigan repitiendo el mismo dolor.
La infidelidad es un programa que existe a nivel inconsciente que logra cambiar nuestra energía, pero que se puede entender e identificar como todo un conjunto de creencias negativas que tenemos la oportunidad de cambiar y una vez que se reprograma la mente cambia la energía, se eleva nuestra vibración y una vez que esto sucede la infidelidad deja de doler y se supera.
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